domingo, 31 de mayo de 2009

Crónica de Tánger 29may09 - Juan Carlos

Pues yo trabajo con los 5ºA y C, de Teresa y Manuel. Y comencé ambas sesiones con la problemática del mundo de los adultos. Se trataba de abordar la visión que tienen de ese mundo que les queda tan lejos, pero con la vista puesta en una ciudad mejor donde vivir todas y todos.

Las reacciones fueron muy parecidas en principio; la mejor solución sería un mundo de niñas y niños, y otro de adultos. Ambas clases lo trataron de maneras distintas. El C se introdujo en el laberinto de las quejas directas; no nos dejáis conducir, ni acostarnos tarde, ni ir a las discotecas,.... Fuimos abordando cada una para entender como podíamos buscar soluciones, pero me gané la pregunta de si era psiquiatra, a pesar de recordar perfectamente que mi profesión era la de ayudar a pensar, o sea filósofo.

Tras todo el repaso de las críticas directas, pasamos en el A a las críticas más complejas, y también a posiciones menos radicales. La queja de que siempre estamos enfadados, que gritamos, que somos aburridos, que no jugamos, que no nos paramos a explicar las cosas, sino que son porque sí o porque no,... era más de fondo, a pesar de que hubo algunas que insistieron en que los adultos tienen la función de poner límites que son necesarios, y de enseñarnos. Algo que también se dijo fue que los adultos también le gritan a sus mayores, y eso no está bien.

Pero sin duda, el mejor resumen de lo que fueron las conclusiones es un escrito que Noor, de 5ºA me preparó en el recreo. Son de esas sorpresas que uno siempre disfruta, y le he pedido permiso para reproducirla fielmente, asi que aquí os dejo con ella:

Los adultos en el mundo
Todos nosotros, tanto adolescentes como los niños y los adultos, tenemos los mismos derechos y deberes.
Pero actualmente la máxima autoridad en toda la familia son los adultos. Ellos son los que mandan, y que "creen" que lo saben todo. Asumo la responsabilidad de hacer lo que me digan los adultos, pero no que los adultos manden en mí si todos somos humanos, todos tenemos dos ojos y todos tenemos cinco dedos. ¿Porqué ellos tienen que mandar? ¿Porque son altos, porque tienen 30 años o 40, o porque saben cocinar...?
Sé que los niños, cuando son pequeños, necesitan a sus padres, pero creo que cuando se llega a una cierta edad hay que dejarnos hacer lo que creamos que es correcto y no lo que piensen los adultos.
Espero que algún día los adultos reflexionen este tema y sepan que su papel en este mundo es educarnos, pero no mandar en nosotros.

Creo que la elocuencia de Noor es suficiente resumen, ¿no?

1 comentario:

  1. gracias por los detalles de vuestros pasos, compañero filósofo.
    Adelante y buen camino.

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