sábado, 27 de junio de 2009

C.P. Gabriel y Galán (Cáceres)


Nuestra compañera Daniela tiene problemas con su dirección del blog, por eso me ha pedido que publique (aunque sea con retraso) la crónica de sus vista al colegio publico Gabriel y Galán, del barrio cacereño de Aldea Moret. Este colegio compuesto integramente por niñas y niños de etnia gitana lleva seis años en el programa de "La llegada..." pero este ha sido su primer año con Daniela. Se acogen al programa los cuatro grupos de 1er y 2º ciclo de primaria.

Ella nos cuenta:

Este es uno de los colegios que no fue hermanado, por tanto la idea general era trabajar más que “la llegada de otro...” , “la mirada de otro”. La rutina fue la misma para 1º y 2º, 3 y 4º.

Ya que es un colegio conformado en un cien por ciento por población gitana, quise trabajar con cuentos, juegos y dibujos, la idea tenerles muy ocupados en un corto periodo de tiempo, de manera de que no diese lugar al “me aburro seño”.Empecé por explicar en qué consiste el programa y cuales son sus objetivos de manera muy sencilla y el solo nombre dio pie para iniciar la conversación.

Hablamos sobre los otros y de cómo les mirábamos. Intentamos imaginar con el mapa ayudándonos como serían los otros de Tanzania, de Rusia, de Bolivia…y las ideas brotaban por doquier. Payos, pobres, negros, blancos, ricos, pobres, felices, campesinos…la lista es muy larga. Luego de mirar a los otros lejanos con nuestra imaginación, intentamos mirar a los otros cercanos, es decir nuestros propios compañeros de clase. Pregunte cuanto se conocían y la respuesta fue desde infantil, pero a la hora de preguntar tres cosas muy básicas para una amistad se quedaron en blanco y risas nuevamente. ¿Cuáles son los sueños de Marina? ¿Qué hace feliz a Pepe? ¿Qué quiere ser Nacho de mayor? Así empezamos a mirar al otro con otros ojos.

Segunda visita: Ya nos conocíamos y estábamos a gusto juntos, al menos eso me pareció en la recepción que me dieron al llegar. Con el camino recorrido en la primera sesión, estábamos preparados para plasmar a los otros. Miramos algunas revistas que había en clase y nuevamente nos miramos a nosotros mismos. Esta vez debíamos dibujar aquello que nos llamaba la atención de los otros. Los rostros fueron los más motivadores. Rostros blancos, negros, expresiones faciales de tristeza o alegría (sonrisas, lágrimas, ceño fruncido, torcido).

Intentamos dibujarnos a nosotros mismos. Surgieron muchas cosas: Desde el que se dibujó como de rapero hasta la que se dibujo de boda. Los trabajos fueron entregados sin nombre y los demás intentaban saber quien lo había dibujado. Hubo muchas risas y más de algún enfado de alguno que no se veía vestido de chica.

La última sesión estaba pronta, y queríamos caracterizar algún cuento creado por ellos, así es que empezamos la lluvia de ideas: Una casa, un bosque, un forastero, un pueblo, comida, trabajo, campo. Con estás palabras trabajaríamos la siguiente sesión.

Tercera visita: en esta ocasión los pequeños de 1º y 2º trabajaron maravillosamente. Idearon el cuento, con las palabras que habíamos propuesto y nos dio tiempo para representarlo ante una de las maestras.

“Había un hombre, un forastero, que venía de lejos, muy lejos. Pasó por un bosque y llegó a un pueblo donde no parecía vivir nadie. Estaban todos en sus casas mirando la novela.
El hombre llamó con voz alta y fuerte, pero nadie salió. Luego el hombre volvió a llamar, pero gritando, y nadie salió.

La tercera vez el hombre dijo muy bajito “daré un tesoro a quien me dé trabajo, cobijo y comida”.

Así fue que un hombre ya mayor salió y lo recibió en su casa. Le llevó a su campo donde el forastero trabajó aquella mañana, luego de dio comida en su casa que estaba muy buena y al llegar la noche le dio cobijo. A la mañana siguiente el forastero no estaba, pero en la habitación en que durmió el anciano encontró un saco lleno de monedas de oro”.

Antes de representar hablamos acerca del cuento y del por qué tomó este giro. ¿Quién deja una bolsa de oro, por trabajo, comida y cobijo? Todos estaban de acuerdo en que todo eso es importante para la vida, por que el oro no se come, no da trabajo y no da cobijo, a no ser que lo puedas cambiar a alguien, es decir, el oro es sólo un instrumento de cambio.


Apenas terminamos la representación la sesión terminó, pero nos despedimos con ganas de volver a vernos.

Con 3º y 4º no fui tan afortunada. Estaban muy dispersos y no querían hacer nada, además faltaban 4, lo cual en un grupo de 13 se nota bastante. Jugamos al iniciar la sesión para ver si se relajaban un rato, pero el juego les aburría, entonces me dijeron que querían cantar y les dije que cantaran, intentando que la letra de la canción fuese el cuento creado por el grupo anterior. Dos se pusieron a la labor, mientras el resto cantaba otras canciones o hacía break dance. Ya para el final de la sesión y no sin un incidente desagradable con una de las niñas, por fin pudimos sentarnos en corro y escuchar la canción. Afortunadamente el final nos dejo un sabor dulce, y ganas de volver a vernos.

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